domingo, 6 de octubre de 2013

Casas (cont....)

   Ya eramos cuatro a vivir en aquella habitación de hotél,no créo que pasara de 20 metros cuadrados,era en fin una habitación pequeña,de un hotél pequeño en una ciudád que ya empezaba a sér pequeña como resultado del "babyboom" que se produce trás 1959 y por otro lado,a las ya desde entónces escasas posibilidades de ofertas de compra-venta e inclúso alquiler de un lugar donde vivir.Nuestra situación habitacional cambió un buen dia en que a mi papá le otorgaron un lugár donde acomodarnos.Ya en el país viviamos en tiempos de "meritos otorgados" y hasta la fecha no sé cuales de esos meritos influyó para que a Reinaldo le facilitaran acomodar una casa para vivir con su familia en lo que habia sido una ferreteria en el número 152 de la calle Espada.
   No recuerdo mucho del proceso de remodelación de aquél recinto,pero un buen dia la empecé a vér como "mi casa",una casa tan normál como otra cualquiera,con sus paredes divisorias de cartón tabla a colór naturál y otras paredes "de verdád" todas de azúl.Era espaciosa mi casa! y los pócos ventanales se compensaban con la lúz que entraba por el patiecito situado en el fondo y que daba entrada al baño.Los techos eran altos.Al miembro de la familia que lea esto algún día no habrá que jurarle,que mi mamá puso todo su empeño en darle un ambiente fresco,saludable y bonito a esta "casa".No recuerdo casa sucia,ni cocina regada ni objetos de mal gusto.Es tarea ardua la de mantenér puerta y ventanales blancos cuando se vive al borde de la calle,en Centro Habana..mi mamá lo logró.Estabamos a punto de entrar en los años setenta,las escaséz era lo unico abundante y se hacia tangible,de segúro habia ladrones pululando en la ciudád,pero por algúna misteriosa razón la gente no necesitaba de vivir enrejada...quedaba algo de pudór?...eran más precavidos y selectivos los cacos?....teniamos menos miedo a sér vandalizados?...no lo sé.Lo que si sé es que para principios de los noventa y envueltos en otra dramatica crisis,la gente prefirió enrejarse hasta el delirio.Lo que en Florencia nació en el siglo XV se llamó Renacimiento, en Cuba se malparió en los finales del XX fué el  Rejacimiento.Traigo esto porque un tiempo después pasé por esa que fué mi casa de la calle Espada y para entónces ya estaba enrejada,sucia y lúgubre,fué en 2009,durante un viaje de visita a Cuba y me niego a recordar que mi cuerpo haya crecido en medio de esa marchita hediondéz.Yo viví en una ferreteria devenina casa,pero era limpia y saludable,era mi casa ( sin comillas).
  Lo otro bueno de mi nueva casa estaba fuera de la casa,el barrio!!.. los primeros amigos de juegos!!..las cuatro esquinas y sus cloacas!!...la vida!.Uno vá alejandose del perimetro permitido por tus padres para el juego,"no pases de la esquina"."no llegues hasta la calzada" etc,etc...pero eso es imposible,habia un mundo allá afuera y era necesario explorarlo,entónces empecé por llegar hasta el Parque Maceo,La Fragua Martiana y el Mi Tio y un dia con siete u ocho años me monté en la ruta 82,no me hizo mucha gracia y no lo probé más.
 Habia toda una variedád de vecinos,unos cercanos y otros misteriosos y con nombres exóticos como Osiris y Marcelino y raros como un Panchito que tocaba el piano y al que se podia ver solo desde su ventana.En esa cuadra habia un "trén de lavado chino" al que entré en varias oportunidades y con el que siempre me emocionaba al vér sus extensos patios repletos de percheros que colgaban desde el cielo y caian como una lluvia de ropa.Era un lugar viejo y con algún que otro gato,pero jamás senti olór a nada,mucho menos peste.Los chinos tenian una edád indeterminada entre los 70 y los 110 años de edád,vestian camiseta blanca y respondian a nombres castizos,Luis,Alfonso,etc.Justo a un costado de la lavanderia china vivia Teresa y tenia como marido  algo parecido a un chino,Chú se llamaba.En la esquina con Jovellar vivia un "polaco" que invariablemente llamaba a Sara..Saaraaa!  vociferaba y vociferó por muchos años...en casi diez años que viví en ese lugar yo nunca vi a Sara..habrá existido?
 No vale la pena nombrar a todo el que conocí mientras viví en ese lugár,seria extenso y vano,los nombres no aportan mucho,pero las personas o personitas que llevaban esos nombres e interactuaron conmigo o mi familia valieron la pena.
  Y llegó la escuela!!.a menos de cincuenta  metros de mi cama estaba mi aula del pre escolar,justo en la esquina con Vapór,una escuela raquitica de "nuevo tipo".Tambien oscura y con olóres a orina y heces infantiles.Allí conózco al personaje más excentrico y pintoresco que jamás haya conocido,un tipo que no lleva guión y de dificil reproducción,era hijo de artistas,se llamaba Vladimir Gargallo Pérez y se le conoce por Vladimir Moctezuma.La vida nos cruzó de véz en véz y en todo momento lo que veo en él es la extensión de aquél niño semigordo que entró a un aula vestido de vikingo y con almohada en el pre escolár de la humilde Luis Augusto Turcios Lima.
  Como una continuación de la vida misma,siempre empeñada en no dejarme olvidar,tuve a mi primera maestra,se llamaba Hilda y vestia de luto peremne.Fué una premonición,ese mismo luto lo arrastré con los libros y las escuelas por siempre.

Casas

  Hacia ya un tiempo que mi abuela se habia mudado de aquella casa oscura de la calle Estrella,ahóra vivia en un apartamento muy cláro y largo en los ultimos tramos de la avenida Ayestaran,un trózo de calle que no sé porqué se llama distinto,Paradero.Allí fui a parar yo,al cuidado de mi abuela que para la fecha no tendria mucho más de cincuenta años.Mi abuela materna era una mujér agil,laboriosa y atormentada y esas trés habilidades las vertió en mi cuidado.Siempre fué flaca y nerviosa,padeció de tuberculosis en su juventúd y sufrió hasta el tormento de una crisis existencial que la llevó a cerrarle las puertas a cuanto asomo de aire fresco llegara.No perdonó jamás el origen de tanto daño y ni siquiera se perdonó ella misma,vivió en una eterna penitencia.Su madre,mi bisabuela Casilda,murió a principios de los setenta y solo la recuerdo sentada y pulcra,en cambio sí conocí muy bien a los trés hermanos de mi abuela,gente del mismo molde, pero que prefirieron darse "un chance" a vivir antes que autoflagelase a puro latigo y sal.A veces creo que el brillo en los ojos de mi abuela era producto de tantas lagrimas no lloradas.En sus últimos dias y mientras la sostenia de pie para que mi tia Miriam la bañara,me miró y me dijo " yo no quiero más esto..ya yo quiero descansar..",entonces comprendí que  aquella mujér estaba dispuesta a morir.Cuidó y protegió a sus hijos de por vida y se esclavizó a más de un nieto,yo el primero.
  Si alguna véz gané una loteria en el órden humano,fué la de un pár de abuelas que cuidaron de mi milimetricamente.Juana Rosa "me recogió cagaito"(siempre me lo recordaba) y aún con ventitantos años me mimaba un plato de comida y me ponia cinco pesos en el bolsillo.De niño fui su compañia en muchas ocasiones,lo mismo sentados a la mesa mojando el pan en café o mirando televisión.Muchas veces caminabamos hasta el cine Maravillas,no si antes darme un par de motazos de polvo en la cara,ella siempre usó polvos faciales y yo a su lado terminaba con una cuota.Correteaba yo en aquella casa durante casi todo el día,ya en la tarde ella me bañaba y justo a las cinco me sentaba frente al Philips de pantalla gruesa y verdosa,veia mis programas infantiles hasta que escuchaba el esperado silbido de mi tia Miriam,silbaba mientras subia las escaleras a modo de anunciamineto y siempre,siempre,me traia un libro.Trabajaba esta tia mia en el Departamento Provincial de Eduación y le era facil alcanzar estos libros,todos,por cierto,de temas historicos cubanos.Antes de darme los libros,me ametrallaba con besos,manera que aún usa para mostrar afecto,nunca un solitario beso,siempre muchos.En esta casa tambien empezó a "aparecér" de manera intermitente,mi tio Miguél,invariablemente vestido de militar,irónicamente supe de su rango militar mientras no estuvo frente a mi,resulta que mi abuela y yo lo llamabamos a la unidád y a quien saliera al telefono le pediamos hablar con el "sargento Miguel González".El més pasado leí la noticia de la muerte por accidente de tránsito de un generál de la fuerza aerea cubana(DAAFAR),yo recordé vér a ese hombre,con los grados de Mayór,en la B.D.A( brigada de defensa antiaerea) y lo recuerdo por su apellido rimbombante,ahóra al leér la noticia,veo que su biografía es identica a la de mi tio Miguel,sobre todo en aquellos inicios del viaje de estudios a la desparecida U.R.S.S.
El tio Miguél  abrazó la carrera militar y se hizo en ella,bibliografía militar sovietica habia en la casa de Paradero como para una biblioteca.De sus honores militares no es menester hablar todavia,pero sí de su "porte y aspécto",inciso importantisimo en la vida militar y que con el que él supo cumplir a rajatablas.A lo largo de mi vida he visto a oficiales,incluyéndo a Primeros Oficiales que visten como administradores de Granjas de Puercos.Mi tio y sargento Miguel Angel Gonzaléz jamás!.
  La otra persóna que  apareció en mi vida fué una tia jugetona,cariñosa e irreverente con el colorido nombre de Flora Maria,nos separaban quince años de edád y esta frescura nos hizo y nos sigue haciendo cómplices en esta vida.Habia sido alfabetizadora.Tambien la recuerdo hablando mucho por teléfono.En algún moménto empezó a trabajar en el deprtamento de Trafico en el aeropuerto y hasta allí me llevaba,a anunciarme como muñeco de feria,"este es mi sobrino lindo,mi jabaito"..Un día le "otorgaron" una vivienda muy cerca del aeropuerto,era una casa fria,húmeda y créo que de paredes grises o verde claro,entónces para llenarla me llevó a mi.No recuerdo cuantas veces pernoctamos allí,lo que no olvido era el viaje en las rutas 60 y 76,largusimos.
  La estancia en la casa de Juana se extendia desde no sé cuando hasta que me recogieran alguno de mis padres,créo que los fines de semana y ese moménto era muy anhelado.
  Una  de las cosas buenas de vivir al cuidado de mi abuela era no tener que "ir al circulo infantil",estuve en un par de ellos y en especial recuerdo uno con una puertas de vidrio y hierro situado en la calle Refugio,era feo y me entristecia.El de la azotea del MINCEX estaba mejór,soleado y con buena vista exterior,allí supe de juegos y catres.Lo otro "bueno" de vivir con la abuela era que aprovechando sus trajines caseros,di paso a mis primeras travesuras pesadas,recuerdo llenar mi boca con pasta dental y en forma de escupitajo disparala balcón abajo con un transeunte como objetivo,un dia dí en el "blanco",era un negro que venia acompañado de mujér,al sentirse escupido,cruzó la calle y desde ese angulo,me divisó cuando yo inocente me asomé sigiloso al balcon para verificar mi tiro.Me supe descubierto y corrí a esconderme debajo de un cama,mientras oia el sonar del timbre de la puerta,la puerta que se abria y la conversación de la victima con mi abuela que se desahacia en perdones y más perdones.En el regaño posterior vino aquello de "Reinaldito cacho e´cabrón".Jamás violencia física,nunca su usó contra mi por parte de ninguna persona mayór a mi cuidado.
 Pero la tristeza tambien llegó a esta casa y me tocó bien de cerca,moriria quien fuera mi primo,Carlos Ernesto Perez-Cuba.Era un niño lindo,pero la muerte no lo dejó seguir siendo lindo.El dia que dieron la noticia,yo estaba en las piernas de mi abuela y muy cerca del telefono que trajo el trágico anuncio,mi abuela lloró y mucho y yo lloré "porque no queria que mi abuela llorara más".El niño murió sin cumplir los dós años y a mi me costó menos olvidar el caso.